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La deuda del Olímpico con la naranja del General

Foto del escritor: Nacho MirandaNacho Miranda

Un sentido homenaje a uno de los estrategas que cambió la forma de jugar al fútbol.

Rinus Michels, el padre del fútbol total. Foto: Estadi Johan

Catorce años atrás, el General y sus muchachos abandonaban el Olímpico de Múnich arrastrando su tristeza en busca de un vaso de jenever; un poco de "coraje holandés" para ahogar sus penas no vendría mal. Los inventores de la ginebra caían 1-2 en la final de Alemania 74 frente a los locales.


Salían con un segundo puesto insípido, en contraste con el juego mostrado; habían puesto en el escenario mundial el concepto del fútbol total.


Rinus Michels encontraba en el tulipán de oro a su socio ideal: Johan Cruyff. El exquisito mejor jugador europeo de todos los tiempos era su asistente técnico dentro del campo.


El General y Cruyff alzando La Orejona. Foto: Estadi Johan

Lo ganaron todo con el Ajax, más de nueve trofeos entre el 65 y el 71, incluyendo una Copa de Europa. Con la selección nacional, el fútbol de presión por toda la cancha donde todos defienden y todos atacan, dejaba un subcampeonato mundial. Poco premio para tanto aplauso.

Pero el buen fútbol siempre guarda revancha, y el General tendría la suya, ¿donde? No podría ser en ningún otro estadio.


Antes, en la final de Argentina 78, el Monumental veía a su selección contra los Países Bajos (nuevamente en instancias finales); esta vez sin Michels que dirigía por entonces al Barcelona y sin Cruyff que se negó a jugar por asuntos familiares y/o políticos.

Sí repetía final Resenbrink. El Hombre Serpiente helaba la sangre de los gauchos en el minuto noventa cuando estrellaba un balón en el palo estando el partido igualado 1-1. En tiempo suplementario Argentina marca dos tantos. Es campeón del Mundo por primera vez.


Resenbrink llega con lo justo y la pelota rebeldemente da en el palo. Foto, Mediotiempo.com

Nuevamente un segundo lugar, nuevamente la prensa se regaba en elogios; La naranja mecánica se convertía en la subcampeona más querida de los Mundiales. Seguía haciendo historia.


Rinus Michels recogería sus pasos en El Olímpico de Munich. La final de La Euro 88 de Alemania le tenía preparada la mejor de las recompensas.


Después de su segundo paso por el Barcelona, de su interinato por el naciente soccer estadounidense y por el Colonia alemán; retorna a dirigir a su naranja mecánica ante el reto inminente en tierras teutonas.


El General y el tulipán de oro, socios también en el Barza. Foto: Estadi Johan

Para cerrar capítulos, Rinus le devuelve atenciones a la anfitriona Alemania en la semifinal de Hamburgo, idéntico marcador al del 74, dos a uno viniendo desde abajo tras el gol de Lothar Matthäus en el minuto 55. Koeman en el 74 y el triple balón de oro Van Basten en el 88, ponen al equipo del General en una nueva final. El gol de San Marco es el más cantado en la historia del fútbol tulipán; 10 millones de neerlandéses salieron a las calles a celebrar, poco importó que fuera martes. "Hemos ganado la guerra", se gritaba en todo el país.


Koeman se “limpia” con la camiseta de Alemania, imagen que pasará a la historia. “Todos saben que la semifinal fue nuestra verdadera final” diría Rinus Michels. Foto, futbolretro.com

Once jugadores de la Unión Soviética (último partido como gran república antes de su disolución) separaban de la gloria a la naranja del General. La final era la revancha de la primera fase del campeonato, donde los soviéticos ganaron con el solitario gol de Vasily Rats.


Tendrían que vencer a la Muralla de Astracan; al inexpugnable Rinat Dasaev, mejor portero del mundo para la época.


El gesto técnico impecable de Van Basten. La “volea” que aún saca suspiros. Foto, Daily Mail.

El 25 de Junio ante sesenta mil espectadores, el capitán Ruud Gullit adelantaba a los tulipanes al minuto 34 de tremendo mazazo de cabeza. Para ponerle el moño al título Marco Van Basten, en el minuto 54, ponía el dos a cero de tremenda volea y sin dejarla caer desde un ángulo imposible. Según muchos aficionados, el mejor gol en la historia del fútbol europeo.


Capítulo cerrado. El General Rinus Michels salía campeón por primera y única vez con su naranja mecánica. De esta manera el Olímpico de Múnich pagaba su deuda ante los creadores del fútbol total.


La alegría del General y sus muchachos. Foto, El Espectador



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