Los campeones del mundo querían revalidar la gloria de Maracaná en Suiza 54, sin embargo, en Lausana, la selección de Hungría, la campeona olímpica y súper favorita del torneo estaba lista para lograr su cita con la historia.
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La máquina húngara y la Celeste en todo su esplendor. Las dos selecciones listas para disputar la más inolvidable de las semifinales en la historia de la Copa del Mundo. Foto de El País.
La selección uruguaya arribó a Suiza en 1954 con el aura de campeona mundial; de los héroes de Maracaná sobreviven ocho nombres, entre ellos, el Gran Obdulio Varela, Juan Alberto Schiaffino y el aquero Roque Gastón Máspoli; ya no está aquel que “escribió su historia en la red”: Alcides Gigghia. En su reemplazo y con la misma casaca número siete, el joven y veloz Julio César Abaddie, representa la esperanza para retener con goles la Copa Jules Rimet. La tarea no será fácil, la gran favorita para el título mundial es la selección de Hungría. La máquina de Puskás, Kocsis y Higdekutti, la misma que ganó el oro olímpico 2 años atrás en Helsinki y que meses atrás humilló a Inglaterra con un escandaloso 6 a 3 en su hasta entonces inexpugnable templo de Wembley.
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Jozsef Bozsik, el capitán húngaro en el saludo protocolario con William Martínez, quien portó el brazalete de capitán de Uruguay. El Gran Obdulio Varela tuvo que vivir el juego desde la banca por una inoportuna lesión. Segundos después se empezaría a escribir una de las más hermosas páginas de la historia del fútbol. Foto de AUF.
Celestes y Magyares avanzan con paso firme: los charrúas vencen 2 a 0 en su debut ante los checos y pulverizan a Escocia con un 7 a 0. Los húngaros liquidaron a Turquía en su debut con un 9 a 0, días después se imponen a Alemania con un categórico 8 a 3, goleada que suena pírrica por la lesión de Puskas, su gran figura, quien según los médicos si al caso volvería para la Final.
En Cuartos de Final Uruguay aterriza a la entonces engreída y soberbia Inglaterra con un 4 a 2 lleno de autoridad, mientras que Hungría literalmente vence en una batalla … “la batalla de Berna” a una ansiosa, violenta y dolida selección de Brasil.
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Una postal del inolvidable juego en Lausana. Hohberg, trata de abrirse paso ante la férrea marca de los húngaros. Imagen de Pinterest.
Se viene entonces una final anticipada, frente a frente: Uruguay – Hungría las grandes favoritas cara a cara y con lo mejor que tienen o … pueden … la Celeste no podrá contar ni con Obdulio Varela ni con Abaddie. Hungría, resentida por su batalla ante Brasil, aún no podrá contar con su gran figura: Férenc Puskás.
La Final antes de la Final se juega el 30 de Junio de 1954 a las 18 Horas y ante cuarenta mil fanáticos que abarrotan el Estadio de Lausana. Rueda el balón, Hungría ataca con furia, a los 16 minutos Zoltan Czibor, perfora la valla de Máspoli, el 1 a 0 se mantiene hasta el final de un primer tiempo con superioridad magyar. Un minuto después del descanso Higdekutti marca el 2 a 0, que podría ser definitivo, ante cualquier rival, pero… se trataba de Uruguay.
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Minuto 86. Hohberg acaba de eludir a Grocsis y empalma un remate que el par de defensores húngaros no podrán detener. La Celeste se aferra a la Copa… el pueblo uruguayo delira y el corazón del autor del gol se acelera. Imagen de Sport 890.
Con el correr de los minutos, los uruguayos empezaban a mejorar, el empuje de William Martínez, la habilidad de Ambrois y el talento de Schiaffino logran inclinar la cancha hacia el arco de Grocsis, hasta que en el minuto 75 Hohberg de tiro rasante anota el gol de la ilusión.
Seguía el juego y seguía la lucha en medio de una pertinaz lluvia que se mezclaba con el sudor de esos 22 colosos. A dos minutos del final, en medio del drama que se vive en la cancha, Hohberg controla un balón en el corazón del área, elude a Grocsis y clava un remate en medio de dos húngaros que desesperados trataban de evitar la hazaña: 2 a 2. “El León vencido sacude su melena”, gritaba emocionado y con una lágrima en su garganta el gran relator Carlos Solé.
Uruguay igualó a punta de corazón, ¡el mismo que dejó de funcionarle a Hohberg!... sus compañeros lo abrazaron de tal manera que literalmente el héroe uruguayo dejaba su vida en la cancha.
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Luego del emocionante festejo por el empate a dos, Juan Eduardo Hohberg sufre un infarto. El kinesiólogo charrúa, Carlos Abate, le asiste y le indica que no puede volver a la cancha. El héroe charrúa volvería para defender con su vida el título mundial. Imagen de Infobae.
Asistido por el kinesiólogo, Hohberg volvió a la vida y el juego al alargue; la prórroga estuvo a punto de evitarse si Schiaffino no marra una increíble opción al minuto 90, el barro no permitió que la pelota besara la red y agrandara la leyenda Celeste.
Con un Hohberg maltrecho, los charrúas reportan otra baja: El Negro Rodríguez Andrade cae lesionado, Hungría aprovechó esa ventaja y Sandor Kocsis selló la historia con dos cabezasos en los últimos 10 minutos del juego, ¡4 a 2 y Hungría a la Final!
Uruguay vendió cara su derrota, su primera derrota en Copas del Mundo y Juegos Olímpicos; fueron 21 partidos invictos, 21 partidos míticos, 21 partidos de leyenda. Días después Hungría caería en la final frente a la Alemania de la postguerra y de paso perdería su invicto de casi 4 años.
Uruguay y Hungría en 1954, dos grandes sin corona pero con un juego inmortal: El Primer Partido del Siglo.
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