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EL barcelonés de Budapest

Foto del escritor: Nacho MirandaNacho Miranda

Actualizado: 19 abr 2022

Una breve mirada al hombre,

al ser humano que cambió

la forma de ver el fútbol

en Barcelona.

Kubala en su máxima expresión, 1960.

Foto tomada de Pinterest



Y de repente… Les Corts se quedó pequeño, el barcelonés de Budapest dejará sin gente los domingos de Numancia, Vallespir y Marqués de Sentmenat.


El hambre y la miseria ocasionan dolor, pero a la vez, forjan hombres de hierro física y mentalmente; así crecía el muchacho Ladislao en plena Segunda Guerra Mundial, exiliado y pateando un balón, lo que finalmente salvaría su vida. Atrás quedaban la desolación y tiranía de las repúblicas del telón de acero.


Y es que Les Corts apiñó culés en las tribunas como rivales en el campo desgranaba el bello eslavo. De las gradas bajaban suspiros y gritos de catalanas que llegaban por miles a ver las piernas de quien reinventó el fútbol en Barcelona.

Kubala y la afición Culé, amor a primera vista.

Foto de fcbarcelona.es


En el sueño del ring apareció una pelota de cuero, ¡afortunadamente! Los brazos cortos dejaban al niño húngaro sin boxeo, pero quedaba la fortaleza y técnica del puño, tan necesarias para César y Biosca en las interminables noches de excesos en El Papagayo, El María Dolores o en El Patio Andaluz.


Entonces no fueron suficientes los sesenta mil asientos en La Corte; los socios se multiplicaron y las damas ahora también hacían cola ávidas de echarle un ojo al Rey Catalán. Un nuevo campo, literal, así sucedió, el estadio más grande de Europa es una realidad, queda en La Maternitat, es de los culés.


Las del Barcelona de los cincuenta fueron Cinco Copas, las de Laszly en las noches de juerga, incontables; pero sin estas no existirían las otras, paradójicamente, amanecido y con “la mona” a cuestas, rendía al tope. Como en noviembre del 51 cuando faltando dos horas para jugar contra el Celta, fue rescatado de la bodega de un bar, resultado: Barza seis Celta uno, cinco "pepinos" de Kubala.


Carrocería de carne de gimnasio, físico portentoso, ochenta kilos de puro poder, el más rápido en pique corto, el más varón para respaldar a sus amigos dentro y fuera de las canchas; así mismo, el más noble, el más generoso, ese que enviaba dinero a sus paisanos de la Europa del Este, ese que dejaba relojes y joyas en las calles cuando veía hambre, ese que les pagaba hotel a familias enteras para sobrellevar el frío en las noches invernales de enero.

Un deleite la pegada de Kubala. Foto de Ramón Dimas


Ese mismo de decenas de triunfos, el del tiro con efecto que siempre caminaba al gol. La leyenda por la cual, en el fútbol de la Ciudad Condal, se derraman lágrimas con sólo escuchar su nombre. Ese al cual Serrat regala los versos más auténticos del fútbol:


"Las mujeres se volvían locas por él y las putas lo confesaban… La raspa la inventa Kubala con su balón. Kubala pasa a César. Y César remata…Y gol”

Formación del Barcelona el 29 de abril de 1951, debut oficial de László Kubala Stecz en partido correspondiente a los octavos de final (ida) de La Copa del Generalísimo (hoy Copa del Rey) contra el Sevilla. Foto tomada de fcbarcelona.es


Sevilla 1 (Araujo minuto 34)

Barcelona 2 (Nicolau minuto 4 y 31)


Ramallets, Calvet, Biosca, Segarra, Gonzalvo III, Seguer, Basora, Kubala, César, Aldecoa, Nicolau.


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